Ejercicio con diagnóstico de cáncer
Hoy en día se ha demostrado como el ejercicio físico supervisado es un gran aliado junto al tratamiento médico contra el cáncer. A pesar de la enfermedad, puedes mejorar tu energía, humor y bienestar con una rutina de entrenamientos diseñada para ti.
Seguir una rutina de ejercicios para personas diagnosticadas con cáncer tiene un impacto positivo en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Eso sí, es esencial que esta planificación se adapte a las características de cada persona y esté supervisada por un profesional especializado, en coordinación con el oncólogo que lleve el tratamiento. En Paso a Paso hacemos una entrevista en profundidad a cada persona para conocer sus hábitos, condición física, historial deportivo, estado de la enfermedad y tipo de tratamiento médico que está recibiendo. De este modo, podemos diseñar planes de entrenamiento a medida con un seguimiento semanal para ajustar cualquier detalle y seguir un método seguro y efectivo.
El ejercicio físico regular disminuye las posibilidades de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Y lo más importante, hacer ejercicio contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas que han sido diagnosticadas y están recibiendo tratamiento. Por ejemplo, reduciendo los efectos secundarios, como la fatiga, la depresión, la autoestima y la pérdida de masa muscular…
El ejercicio físico también juega un rol determinante para prevenir y reducir los efectos secundarios del tratamiento del cáncer. Se ha demostrado su eficacia en: la prevención de la osteoporosis, la prevención de la caquexia y de la fragilidad asociada por la perdida de la masa y función muscular, la capacidad cardioprotectora del ejercicio aeróbico, la modulación del microambiente tumoral (aumentando la vascularización del tumor que permite reducir el ambiente hipóxico), incrementando la eficacia de los tratamientos, la mejora de la función mitocondrial (mejorando la flexibilidad metabólica), incrementando la inmunidad del organismo, entre otras más.
Estos son algunos de los aspectos clave que tenemos en cuenta a la hora de planificar un entrenamiento personalizado para personas diagnosticadas con cáncer:
Conocer el punto de partida:
Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio físico, es importante determinar el punto inicial del que partirá la planificación. Para ello, se realizará una anamnesis a cada persona para conocer sus hábitos y capacidades físicas. Esto nos ayuda a determinar los objetivos físicos de cada paciente; determinando la evolución de las cargas (ejercicios, volumen, intensidad, frecuencia, densidad) a lo largo de la planificación.
Establecer objetivos realistas:
Los objetivos del programa de entrenamiento deben ser realistas y adaptados a las necesidades individuales de cada persona. Por ejemplo: para un paciente cuyo objetivo principal pueda ser reducir la fatiga y la fragilidad, los objetivos específicos derivados pueden ser: mejorar la capacidad aeróbica y mitocondrial, optimizar la flexibilidad metabólica, aumentar la masa muscular, aumentar la potencia muscular, mejorar la flexibilidad.
Incorporar ejercicios aeróbicos y de fuerza:
Los ejercicios aeróbicos, como caminar, nadar o andar en bicicleta, ayudan a mejorar la resistencia y reducir la fatiga. Tienen un impacto directo en mejorar la función mitocondrial (aprovechando más el oxígeno disponible). Hay que tener en cuenta que uno de los factores limitantes de los pacientes con cáncer es su bajo consumo de oxígeno. Además, se ha demostrado que juega un rol cardioprotector determinante para pacientes que están recibiendo quimioterapia. En cambio, los ejercicios de fuerza como el levantamiento de pesas del propio peso corporal o el uso de bandas elásticas, son adecuados para ganar fuerza y masa muscular. Un dato interesante teniendo en cuenta que uno de los efectos secundarios de los tratamientos del cáncer es la pérdida de la función (potencia) y de la masa muscular.
Adaptar el entrenamiento según el estado de la persona y del tratamiento:
Es importante adaptar el entrenamiento al estado de salud de cada persona y al tratamiento que está recibiendo. El entrenamiento de fuerza y resistencia es beneficioso para todo tipo de diagnóstico de cáncer, pero debe de adaptarse sabiendo las líneas rojas que pueden tener los pacientes según el tratamiento que esté recibiendo.
Planificaciones abiertas:
Adaptamos y ajustamos la intensidad del entrenamiento según las necesidades individuales de cada persona. En Paso a Paso nos aseguramos de que el programa de entrenamiento no cause fatiga excesiva o empeoramiento de otros síntomas. Para ello, nuestras planificaciones se adaptan continuamente en función de la evolución que tiene cada persona con el tratamiento que está recibiendo. Además, supervisamos regularmente la planificación de ejercicios para verificar que se adapta al momento personal que está viviendo cada persona.
Entendemos lo difícil que puede ser enfrentar un diagnóstico de cáncer. Queremos que sepas que estamos aquí para apoyarte en lo que necesites. Creemos que el ejercicio físico puede ser un complemento importante para mejorar tu calidad de vida y bienestar, y nos encantaría acompañarte en este proceso. Si te sientes listo/a para dar este paso, contáctanos y diseñaremos un programa adaptado a tus necesidades. Seguro que pronto empiezas a sentirte mejor.